Baku

Nombre: Barrikupel S.Microcoop
Localidad: Zabal
Sector: Ecodiseño y artesanía
Instalaciones: Un taller sobre el que después construyeron su vivienda.
Socios y empleados: Dos
Año: 2020
Web: https://barrikupel.com

“Cuando le dije a mis compañeras que estaba pensando en montar algo con mi padre, dijeron que siempre habían sabido que lo acabaría haciendo; al parecer yo fui la última en ver lo que todos los demás tenían más que claro”.

Amaia Prieto no estudió Diseño de Producto en Logroño con la idea de trabajar en el taller de carpintería que su padre Jesús tiene en Zabal (Navarra), pero de alguna manera estaba predestinada. Mirándolo con perspectiva, la decisión de crear Baku, la marca bajo la que padre e hija crean y comercializan muebles hechos a partir de madera de barrica reciclada, tiene todo el sentido. El taller de Jesús ya estaba montado y no necesitaban inversión; Amaia salía de la carrera con todas las ganas del mundo; y ambos querían explorar el concepto de ecodiseño. Así fue como se constituyeron en microcooperativa y lanzaron Baku en 2020, el último año de la pandemia.

Los productos de Baku destacan, además de por su cuidado diseño, por estar hechos a partir de los materiales sobrantes de las bodegas que les provee un tonelero de la zona; “reciclamos lo que un reciclador no puede reciclar”, se jactan. Pero Baku no nace de perseguir grandes conceptos como sostenibilidad o relevo generacional; esto son etiquetas que han ido añadiendo a su discurso a posteriori. Lo que les motivó desde el comienzo fue hacer un gran producto, sin fisuras. “Circularidad, diseño, nueva artesanía… A veces se pone la literatura antes de empezar, y nosotros lo hicimos al revés: primero el producto, luego el discurso”, dice Jesús.

Ese relato de crecimiento orgánico es uno de los factores que la gente encuentra más llamativo en Baku, que desde su nacimiento ha gozado de gran atención mediática. “Es un proyecto sorprendente tanto por el material como por la filosofía que hay detrás de él”. A su taller se han acercado tanto estudiantes de diseño o carpintería para hacer prácticas, como grandes empresas que quieren aprender cómo incorporar la circularidad a sus procesos, cosa que no siempre es fácil. “La gente nos llama como ejemplos, pero la diferencia es que nosotros no tenemos que incorporarla, porque nacimos como empresa circular”.

Esta singularidad filosófica se refleja también en otros ámbitos, como cuando acuden a mentorías de negocios y sus tutores, centrados en la faceta financiera, les orientan hacia objetivos opuestos a los suyos. “Nuestra manera de hacer las cosas no responde al de una empresa normal. Desde el principio nos planteamos el proyecto como un máster del que aprender de ecodiseño; si la parte de negocio salía mal, siempre habríamos aprendido de la experiencia”.

Ahora, además de seguir avanzando paso a paso en el diseño y la fabricación de muebles, el taller de Baku sirve como sede de las Baku Workshop Music Session, pequeños conciertos con artistas locales en los que juntan a diversas personas creativas con la intención de crear red. “Creemos que es más divertido invertir nuestro dinero en un evento como este y no en realizar campañas de publicidad corrientes”. Los conciertos sirven de esta manera para presentar otros proyectos y a la vez para crear su marca.

De estos 4 años de experiencia trabajando juntos, padre e hija destacan la paciencia como la principal enseñanza. “Con 21 años no entiendes que todo va a ir despacio, y que lo que haces hoy va a tardar tres años en ser reconocido” dice Amaia. “Llevo 30 años emprendiendo, y antes era mucho más fácil a nivel de presiones, la gente no miraba si la piscina tenía agua antes de lanzarse a emprender algo. Ahora, la gente joven arranca sus proyectos con unas presiones muy grandes a nivel económico y de expectativas. Pero son unas presiones autoimpuestas que si aprendes a relajarte no son tan grandes” añade Jesús.

Para el futuro, Amaia y Jesús vislumbran un medio rural compuesto por muchos pequeños proyectos colaborando en red. “Se ha demostrado que lo que se pensaba que solo se podía hacer desde lo urbano se puede hacer desde lo rural, pero al revés no: la ruralidad se ha adaptado a los nuevos tiempos, lo urbano no”. En esta versatilidad que permite emprender en el medio rural ven su mayor fortaleza y atractivo: “en el medio rural puedes lanzar proyectos más pequeños y personales, cosas que en lo urbano sólo pueden sobrevivir si son grandes. Muchos proyectos pequeños y enraizados van a sostener mejor el medio rural que las grandes empresas”. Y aunque reconocen que el estilo de vida en el campo puede que no sea para todo el mundo, están convencidos de que hay mucha más gente lista para emprender aquí de la que podría parecer: “que haya gente que no sirve para el rural no significa que no haya nadie para el rural”.